Se funda en 1.508, bajo el patrocinio del Caballero de la Orden de Santiago y comendador de la misma, Don Rodrigo Porrado. De los ocho conventos que existieron, es el único que aún conserva íntegramente tanto su estructura como su función.

Este convento tiene un hermoso claustro porticado y una iglesia de nave única con bóveda decorada magistralmente con pinturas al fresco del siglo XVI, guardando entre otras obras artísticas la bella talla de San Jerónimo que realizara el genial imaginero Juan Martínez Montañés.

Presenta una fachada en estilo clasicista, donde destacan sus dos bellas portadas que poseen tres niveles y en la esquina una doble espadaña.

Nuestro medio de vida es la repostería que se remonta  casi a los inicios de la fundación. Elaboramos  los dulces con esmero, cariño y dedicación. También en este oficio tratamos de  “reciclarnos”. En medio del trajín de la mañana, intentamos, tal como deseaba Clara y así nos lo aconseja, »no apagar el espíritu de la oración  y devoción”, de tal manera  que no  nos quedemos absorbidas por el trabajo.